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Buenas tardes, amigos de Abejar Radio.

Feliz Año Nuevo, bienhallados. Hace ya mucho tiempo, demasiado, desde nuestro último Minuto del Planeta.

Pero aquí estamos, en 2021, con renovados temas y renovadas ganas. Y para inaugurar esta nueva temporada, quiero hablaros de croquetas.

Sí, Habéis oído bien. De croquetas. No me miréis con esa cara que intuyo a través de las ondas.

¿Y por qué quiero hablar hoy de croquetas? Pues porque están buenísimas, y porque el pasado sábado, día 16 de enero, se celebró el Día Internacional de la croqueta. Y no fue este el primer año en que se conmemoró este día; no se tiene muy claro cuándo se instauró esta fecha, pero ya hace unos cuantos años que el 16 de enero se rinde homenaje a este manjar que, de entrada, a todo el mundo gusta.

Se cree que su origen está en Francia, ya que su nombre proviene del francés croquer, que significa crujiente. Pero se han extendido por todo el globo, y no es de extrañar por su sabor y su variedad, que hacen que puedan adaptarse a cualquier tipo de cocina.

Pero éste, como sabéis, es un rincón dedicado al planeta y a actitudes medioambientalmente sostenibles. Y, como no podía ser de otra manera, el motivo de hablaros de las croquetas es ese y no otro.

Recordaréis, queridos oyentes, que el despilfarro de comida es uno de los grandes males ecológicos de nuestro tiempo. La sobreproducción de alimentos ( o su deficiente distribución, mejor dicho), nuestro estilo de vida, la mala planificación en las compras, etc… hace que en el primer mundo se tiren cada año toneladas de alimentos en buen estado. Alimentos que, para producirse, han consumido recursos naturales abundantes.

El aumento de alimentos procesados y ultracongelados, que conlleva un espectacular aumento del plástico que los conserva y presenta para su venta, es sin duda otro de los grandes problemas ecológicos de nuestro tiempo.

Y como una más de las soluciones al alcance de todos nosotros se presentan ellas, las croquetas. Elaborarlas con los restos de comida que hemos utilizado para otras comidas (caldos fundamentalmente) ayuda a disminuir la comida que tiramos a la basura.

Y, además, haciéndolas en casa reducimos la cantidad de plástico que utilizamos al comprarlas congeladas. Por no hablar de la diferencia en el sabor.

Así que ya sabéis, amigos, poned más croquetas, caseras, en vuestra vida. El planeta lo agradecerá.

Y vuestro paladar también.

Hasta la semana que viene.