Buenas tardes, amigos de Abejar Radio.
Estos días se está hablando mucho de las ciudades más contaminadas de Europa a raíz de un estudio publicado hace unos días por la revista The Lancet Planetary Health.
En ese estudio se publicaban los datos de las diez urbes europeas con mayor mortalidad por exposición a dióxido de nitrógeno. Esta sustancia proviene, mayoritariamente, de la erupción de volcanes, incendios forestales y de la combustión de los motores de vehículos. Especialmente de los diésel.
Si hablamos de la contaminación producida en entornos urbanos, creo que estaremos de acuerdo en eliminar a los volcanes y los incendios forestales de la lista de posibles causas ¿no?
Pues bien, España es el país europeo que mayor número de ciudades aporta a este particular top ten: tres de esos diez municipios pertenecen a nuestro país. Ningún otro país aporta tantos a esta lista.
Madrid ocupa el primer lugar; no sólo si hablamos de las ciudades españolas, sino que es la ciudad europea con un mayor número de fallecimientos relacionados con el NO2 o, como también podemos afirmar, de la contaminación provocada por el tráfico rodado.
Barcelona se alza al sexto puesto del podio (la segunda de nuestro país).
Y no parece, de entrada, algo extraño dado que son las dos grandes ciudades de España… pero es que Mollet del Vallés, con sus 51.000 habitantes, se hace con el séptimo puesto y adelanta a la mismísima Bruselas.
Lo que nos lleva a plantearnos que este tema no afecta sólo a las grandes ciudades, sino que otros municipios, ya sea por su emplazamiento o por su desarrollo industrial, deben empezar a plantear medidas serias para limitar estas emisiones que provocan no sólo muertes, sino también disminución de la capacidad pulmonar, bronquitis agudas, asma, algunas alergias, enfisemas pulmonares, irritación ocular y de mucosas, etc…
Pero si exigimos a la administración que haga algo, tampoco podemos dejar de la do el hecho de que todos nosotros contribuimos a estas cifras; utilizar el transporte público más, y menos el privado, optar por vehículos menos contaminantes en nuestras compras y sumarnos a la utilización de medios de transporte alternativos (bicicletas o patinetes fundamentalmente) es algo que está en nuestra mano y que muchas veces no hacemos con el manido y terrible pensamiento de “yo sólo no puedo cambiar las cosas”.
Este aire lo respiramos todos. Este aire lo contaminamos todos. No lo olvidemos.
Hasta la semana que viene, amigos.