Buenas tardes, amigos de Abejar Radio.
Esta semana quiero hablaros acerca de un asunto muy cercano a todos nosotros, un asunto que debiera formar parte del pasado, pero que está muy presente en nuestro país: hablo acerca de la necesidad de depurar nuestras aguas residuales.
En 2012, la Comisión Europea abrió un expediente a España por la mala calidad de las aguas residuales de, nada más y nada menos, 606 de nuestras aglomeraciones urbanas. ¡606!
Hoy, nueve años después, la Comisión Europea ha reducido este número a 332, reconociendo que otras 274 aglomeraciones han subsanado esta situación.
España, por su parte, trata de demostrar que otras 101 urbes también están actualmente dentro de los parámetros marcados por la Directiva Europea 91/271, que es la que regula la calidad de las aguas residuales en nuestro continente.
De modo que si España está en lo cierto, serían “sólo” 231 las aglomeraciones españolas que infringen la normativa actual acerca de la calidad de las aguas residuales. Y digo sólo entre paréntesis, pues 231 no es, ni de lejos, un número del que podamos sentirnos orgullosos.
Y no podemos sentirnos orgullosos, porque estamos hablando de 231 grandes municipios que están vertiendo a la naturaleza, a sus ríos, aguas contaminadas que repercuten de manera directa en los ecosistemas que viven dentro y alrededor de estas aguas.
Y no sólo son muchas, sino que además estamos advertidos desde 2012 de la necesidad de modificar esta situación. Nueve años es mucho tiempo, y con la implicación de todas las administraciones (local, autonómica y estatal) debiera ser suficiente para paliar esta situación.
Y a este respecto poco podemos hacer los ciudadanos de a pie, más allá de no lanzar al retrete objetos inapropiados y de no tirar aceite usado por los desagües de nuestras cocinas. La responsabilidad, en este aspecto, no está sobre nuestros hombros.
Lo que no quita para que no continuemos haciendo lo que debemos, estas pocas cosas que acabo de comentar.
Hasta la semana que viene, amigos.

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