Buenas tardes, amigos de Abejar Radio.
Bienvenidos a esta quinta temporada de nuestra programación; temporada en la que mantenemos nuestro Minuto del Planeta.
Y hoy voy a comenzar la temporada hablando de algo que está plenamente de actualidad; algo terrorífico pero, si se me permite, bello a la vez (si lo vemos desde lejos y sin ser afectados por sus consecuencias, evidentemente).
No hablo de otra cosa que de la erupción del volcán Cumbre Vieja, en la isla de La Palma.
Más de una semana llevamos viendo imágenes de cómo expulsa lava a través de su cráter, como las coladas avanzan por el territorio insular destrozando todo aquello con lo que se encuentran a su paso, en un camino hacia el mar que, según indican los medios, resulta tan desastroso como el itinerario por tierra firme.
Se trata de un evento incontrolable, que no podemos achacar a la mano del hombre (quizás uno de los pocos), pero que pese a su naturalidad tiene, también, efectos en el planeta y en nuestro medio ambiente.
En las erupciones volcánicas se expulsan a la atmósfera numerosas partículas de dióxido de carbono, monóxido de carbono, sulfuro de hidrógeno, sulfuro de carbono, disulfuro de carbono, hidrógeno, cloruro de hidrógeno, metano, fluoruro de hidrógeno, bromuro de hidrógeno, etc… Casi nada.
Pero una de las sustancias que más preocupa es el dióxido de azufre. Y preocupa por dos motivos:
1. Se calcula que el volcán Cumbre Vieja está emitiendo a diario entre 6000 y 9000 toneladas diarias de esta sustancia.
2. El dióxido de azufre, una vez entra en contacto con el agua del mar, se transformaría en ácido sulfúrico que, si bien ha descartado INVOLCAN (Instituto Volcanológico de Canarias), que pueda provocar lluvia ácida en la isla, sí puede provocar la contaminación del suelo y del agua de la isla, con nocivas consecuencias tanto para la flora como para la fauna que allí vive.
También es cierto que esta sustancia posee una cualidad “positiva”, que no es otra que la de enfriar la atmósfera. Es decir, en un principio podría parecer que es un aliado contra el calentamiento global. Pero no lo es, en este caso por dos motivos:
a. Se considera que los efectos de este volcán no afectarán a nivel global, sino sólo a nivel local. Dicho de otro modo, a pesar de lo espectacular que nos pueda parecer, esta erupción es pequeñísima en términos globales. De ahí que preocupen mucho más sus efectos en la propia isla que en el clima global
b. Además de dióxido de azufre, este volcán emite (como he dicho anteriormente) dióxido de carbono, que es una sustancia que tiene el efecto contrario, calentar la atmósfera. Así que realmente esta erupción parece tener un efecto y el contrario.
La conclusión que hemos de extraer de esta erupción, al menos desde mi punto de vista, es la siguiente: la erupción puede tener consecuencias negativas en el medio ambiente, y se trata de un evento que no podemos evitar ni controlar, hemos de convivir con este y con otros tantos desastres naturales que la naturaleza provoca en su propia evolución. Pero si a pequeña escala, cada día nosotros provocamos estos mismos desastres de manera evitable (coches, aviones, energías no renovables, …) ¿no merecería la pena cambiar nuestros hábitos, para njo añadir más leña al fuego?
Hasta la semana que viene, amigos

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