Buenas tardes, amigos de Abejar Radio.
Esta semana quiero hablaros acerca de un hito sin precedentes que tuvo lugar hace unos pocos días, la semana pasada. En concreto, el hecho tuvo lugar en Holanda, pero las repercusiones del mismo resuenan por todo el planeta.
Hablo de la histórica sentencia del tribunal de La Haya, que ha condenado a SHELL, una de las principales compañías petrolíferas del mundo, a reducir sus emisiones contaminantes de CO2 en un 45% en el año 2030.
Esta condena se ha basado en la Convención Europea de Derechos Humanos, que en sus artículos 2 y 8 protege los derechos a la vida, y a la vida familiar. Derechos que no pueden desarrollarse en un planeta inhabitable.
Y el establecimiento de este límite de tiempo y de este nivel de reducción de emisiones no es baladí, sino que se basa en el informe que el IPCC (el grupo de científicos que asesora ala ONU en materia de sostenibilidad) emitió en el año 2018 y que advertía que si el mundo quería que el calentamiento global a final de siglo no supere los 1.5 grados respecto a los niveles preindustriales, las emisiones mundiales de CO2 deben reducirse un 45% en 2030, con respecto a 2010.
Y a ello ha condenado este tribunal ala empresa, como medio de que se ocupe de la parte que le corresponde en la lucha contra el calentamiento global.
La empresa, obviamente, ha anunciado que recurrirá la sentencia. Y lo hará con un planteamiento que, desde luego, es completamente cierto. Desde su punto de vista, este tipo de juicios son inútiles ya que evitar el calentamiento global no es algo que pueda achacarse a una única empresa, sino que debe ser algo abordado desde el conjunto de empresas, de gobiernos y con un cambio en los hábitos de los consumidores. De hecho, esta empresa había propuesto una reducción de sus emisiones de CO2 de un 45%, pero en el año 2035 (en lugar de en 2030) y siempre y cuando se dieran una serie de circunstancias ajenas a la propia empresa. De modo que su compromiso con el avance en sostenibilidad medioambiental está demostrado.
Y es aquí donde se abre un interesante debate, puesto que lo que dice SHELL es completamente ciertos; la reducción de emisiones contaminantes que nuestro planeta necesita no se soluciona mediante sentencias que obliguen a una única empresa.
Entonces ¿cuál es el camino? ¿Continuar apostando por los grandes acuerdos internacionales, tal y como se está haciendo hasta ahora, que siempre se muestran insuficientes si atendemos a los requerimientos de los expertos en la materia? ¿o quizás una batería de sentencias judiciales que obliguen a las grandes empresas del conjunto de países del globo?
Los ecologistas tienen clara su postura: el tiempo de las promesas y el beneficio de la duda ha expirado. En 2020, eran 1550 casos como el de SHELL los que hay abiertos en diferentes países, entre los que se encuentra España.
¿Cómo acabarán? No lo sabemos.
Aún.
Hasta la semana que viene, amigos.
Buenas tardes, amigos de Abejar Radio.
Si recordáis, la semana pasada os hablaba acerca de una iniciativa asturiana, las ecoaldeas, que se va a poner en marcha en breves en el municipio de Cangas del Narcea.
Pues bien, esta semana la noticia de que os hablo es diferente, pero tiene la misma ubicación: Cangas del Narcea. Casualidades de la vida.
Se trata del nacimiento de tres crías de lince boreal, especie que lleva más de un siglo en riesgo de extinción.
Luis Freijales, vecino asturiano apasionado de los linces, trajo una pareja de esta especie a Cangas del Narcea desde Alemania y, al tiempo, ha tenido lugar el feliz nacimiento.
Aunque no todo el proceso ha estado exento de dificultades; dos de las crías fueron atacadas por su propio padre, siendo preciso apartarlas de los progenitores y cuidarlas en un espacio de la protectora Defensa de los animales, y la tercera de las crías, desgraciadamente, ha fallecido a causa de lo que parece una infección vírica.
Así que ahora la esperanza está depositada en estas dos crías y, quien sabe, en algún futuro alumbramiento de la pareja de adultos.
Estas crías están siendo alimentadas con leche en polvo para gatitos, aunque se prevé que en poco tiempo pasen a necesitar importantes cantidades de alimento. Debido a ello, y a las limitadas posibilidades económicas de la protectora, han puesto en marcha una campaña de crowfunding en la que llevan recogidos, hasta ahora, algo más de 1.400 euros.
Una pequeña iniciativa, impulsada por una pequeña organización, que puede dar grandes frutos; no sólo por la reintroducción en nuestro país de una especie animal que hace ya tiempo desapareció, sino porque además la presencia de estos linces (que, señalan desde la protectora, no suponen un peligro para las personas) ofrece una competencia natural al lobo, ayudando a reequilibrar el medio y colaborando en la solución de uno de los grandes problemas a los que actualmente se enfrentan muchas ganaderías españolas: los cada vez más habituales ataques del lobo, matando ovejas y otros animales.
Así que desde aquí les deseamos la mayor de las suertes en esta apasionante iniciativa.
Hasta la semana que viene, amigos.
Buenas tardes, amigos de Abejar Radio.
El pasado sábado fue 1 de mayo. Día internacional del trabajador, que cada año se celebra para poner de manifiesto la importancia de esta clase social, indiscutiblemente mayoritaria, y de sus problemas, que van cambiando tanto con el paso del tiempo como con las diferentes miradas que se posen sobre ella.
Y hoy he querido hablar acerca de este día porque, de entrada, el concepto del trabajo, del empleo, parece enfrentado sin remedio al de la sostenibilidad.
No olvidemos los enfrentamientos entre los mineros y los ecologistas; mientras los segundos luchaban por el cierre de esas minas contaminantes y apostaban por las energías renovables, con menor impacto sobre nuestro medio, los primeros defendían que dichas minas se mantuviesen abiertas, ante el temor al desempleo (y todo lo que este conlleva) que producirían esos cierres.
Cada vez que los ecologistas apuestan por reducir el tráfico privado, apostando por transporte público y medios de transporte alternativo (patinetes, motos o coches de alquiler momentáneo), los trabajadores de las grandes fábricas productoras de coches advierten de la necesidad de que todo el mundo se compre un coche nuevo (cada diez años como mucho, a poder ser) para mantener la ingente cantidad de puestos de trabajo que estas fábricas, y las auxiliares, generan.
¿Estamos ante un conflicto sin solución? ¿Son la sostenibilidad medioambiental y el derecho al trabajo dos realidades enfrentadas?
Pues he de decir que no son pocos los intentos de aunar estas dos corrientes de pensamiento (y acción), y ya desde el año 2004 encontramos ejemplos de mesas redondas, encuentros y debates acerca de como establecer sinergias entre los movimientos obrero y ecologista.
La principal premisa es clara, concisa y concreta: no hay empleo en un planeta muerto. Sobre esta base, es fácil dar a la sostenibilidad medioambiental una importancia primordial en el mantenimiento de los puestos de trabajo actuales.
Concretando más, la salud de los trabajadores se ve muy afectada por la contaminación ambiental que se produce en los lugares de trabajo, y el esfuerzo por reducir esa contaminación va a redundar siempre en un beneficio de la salud de los trabajadores, que es el objeto de los sindicatos.
Llevándolo a un terreno más político, por decirlo de algún modo, la concepción de la economía que favorece una destrucción mayor del planeta (el consumo desaforado, siempre basado en el usar y tirar) acaba utilizando a los trabajadores como un elemento más de la producción, en detrimento muchas veces de sus condiciones laborales.
Así que ya vemos como es posible encontrar puntos de encuentro entre estos dos movimientos, a pesar de las diferencias que los separan. Que existen.
El debate para encontrar puntos en común y sinergias que permitan avanzar, una vez, se ofrece como la mejor de las alternativas.
Hasta la semana que viene, amigos.
Buenas tardes, amigos de Abejar Radio.
La pandemia de COVID19 ha traído muchas, muchísimas consecuencias a nuestras vidas. De algunas de ellas hemos hablado aquí; de otras no, pero sin ninguna duda las hemos escuchado en otros medios de comunicación, o en conversaciones particulares mantenidas con nuestros familiares, amigos o compañeros de trabajo.
Hoy quiero hablaros de una de estas consecuencias, que no es sino el interés por el medio rural que esta pandemia parece haber despertado. Interés causado por el temor al aumento del riesgo de contagio que un medio urbano conlleva, al darse una mayor interacción entre personas.
Y ante este aumento del interés por el medio rural, justo en un momento de gran preocupación de este medio por la despoblación y las consecuencias que esta acarrea, ha surgido en Asturias una iniciativa interesante que, esperemos, tenga un buen futuro.
Se trata de la creación de lo que podemos denominar como ecoaldeas. Moal, un núcleo de población de 70 habitantes que pertenece a Cangas del Narcea, será la primera de ellas.
Se trata de lograr que esta unidad poblacional sea autosuficiente a todos los niveles; generando la energía necesaria para el consumo de la localidad, incluyendo la instalación de empresas, así como una agricultura y una ganadería que tengan un impacto cero en el medio ambiente.
Para ello, se busca gente joven que se empadrone, y resida, en el núcleo de población, a la que se ofrecerá formación y oportunidades reales para convertirse en empresarios acordes a estas iniciativas; o, como los llaman en el proyecto, aldeonautas o ecocultores.
Se trata de un proyecto piloto que, si funciona, se repetirá en otras aldeas de la comunidad asturiana, una de las más afectadas por el fenómeno de la despoblación en la actualidad.
La iniciativa parte de Jaime Izquierdo, Comisionado para el Reto Demográfico en Asturias. Se trata de un geólogo y escritor asturiano de reconocido prestigio, con siete libros publicados, todos ellos girando en torno y defensa de los valores y la conservación de la vida en el mundo rural. También ha sido asesor del Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino.
Es por esta trayectoria por la que ha sido escogido para ese cargo, y que nos da una idea de la intención del gobierno asturiano de apostar por la sostenibilidad en el medio rural, como una herramienta más para luchar contra la despoblación. Iniciativa que, si triunfa, puede resultar muy interesante para nuestra comunidad autónoma.
No sabemos si esta ecoaldea dará los frutos esperados o no, esperemos que lo primero, pero lo que está claro es que sólo hay una manera de comprobarlo.
Estaremos atentos.
Hasta la semana que viene, amigos.
Buenas tardes, amigos de Abejar Radio.
Si habéis escuchado las noticias recientemente, puede que os haya llamado la atención escuchar que el ayuntamiento de Zaragoza pretende plantar en la ciudad 700.000 árboles, más árboles que habitantes tiene la urbe en estos momentos.
Obviamente, no se van a plantar en una semana, sino que este objetivo se prevé alcanzar en 2031. Y he querido traer este asunto a nuestro programa por, entre otros aspectos, este hecho: que se trate de un objetivo a largo plazo es algo positivo, pues respalda la idea de que los objetivos de sostenibilidad no deben ser vistos como arma electoral sino trascender la vida de una corporación concreta.
Pero es que, además de ello:
Estos 700.000 árboles suponen 1.200 hectáreas verdes, o en el símil que tanto nos gusta, el terreno equivalente 1.100 estadios de fútbol del tamaño de La Romareda. Casi nada.
El concepto de esta plantación no es la de crear un enorme bosque nuevo en la ciudad, sino la de plantarlos a lo largo y ancho del municipio, en zonas diferenciadas entre sí, creando pequeños bosques urbanos con biodiversidades diferenciadas (mediterráneas, ribereñas, urbanas o periurbanas).
Con esta actuación Zaragoza rondará en 2031 las 1.800 hectáreas verdes, incrementando el patrimonio verde de la ciudad en un 60%.
Con este proyecto se prevé absorber, en 40 años, nada menos que 251.768 toneladas de CO2.
Con esta iniciativa se pretende avanzar en la sostenibilidad de la ciudad; al hecho imprescindible de reducir el CO2 que a diario emitimos, se añade el esfuerzo por absorber el que ya se ha emitido hasta el presente.
De modo que, en los próximos meses, será algo habitual observar plantaciones importantes de árboles en diferentes puntos de la ciudad: en otoño comenzarán a realizarse las primeras, que se desarrollarán en las riberas del Canal Imperial, el Gállego y el Huerva, la calle Juan Bautista La Salle y los montes de Torrero.
Bienvenidos sean.
Hasta la semana que viene, amigos.